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El Almacén de Ropa Vieja – 3ra. Parte

El Almacén de Ropa Vieja – 3ra. Parte

Capítulo XX

  “Foster había ido a visitarlos. Estaba de camino a Gloucestershire, donde iba a pasar las vacaciones. Le estaba contando a Jack adónde iba y Jack comentó: “Conozco un hombre que tuvo una experiencia interesante cerca de allí”, y mirando a los otros dijo: “Esto os parecerá interesante, amigos”.

  —Le acompañé parte de la ruta y luego le dejé para que pasara una semana tranquila a solas. Él era un gran excursionista y mi deseo me llevó a un trabajo en otro lugar. Seguramente conoces el camino que seguimos —le dijo a Foster—. Salimos del pub y caminamos por el pueblo y seguimos más allá del almacén de ropa vieja, luego giramos a la izquierda…[1]

  —¿El almacén de ropa vieja? ¿Dónde está? Nunca he oído hablar de él.

  —Cerca de la iglesia —dijo otro rápidamente. Resuelto a escuchar la historia de Jack, soltó la información a quien la había interrumpido.

  —Entonces subimos por la colina, giramos a la derecha cerca del club de golf y avanzamos un poco más, pasado el nuevo almacén de ropa vieja. Por cierto, es un lugar inmenso.

  —Pero, ¿de qué diantre estáis hablando? Conozco el lugar bastante bien, pero con vuestra descripción me pierdo. ¡Almacén de ropa vieja! ¿Qué demonios es eso?

  —El lugar donde se deja la ropa vieja, tonto —respondió impaciente el mismo de antes. Todavía resuelto a escuchar la historia, se sentó mirando al que había empezado la conversación e ignoró la interrupción, impaciente.

  —Pero, ¡demonios! No te sigo. Nunca he oído hablar de ningún almacén de ropa vieja en ese lugar, ni en ningún otro, a decir verdad, todavía menos de dos, uno viejo y otro nuevo.

  Jack se sacó la pipa de la boca y habló con indulgencia. “El lugar adonde va a parar la ropa vieja; ya sabes, cosas, cuerpos, que se desechan. Quizás pienses en ellos de esta forma.”

  —¡Santo Dios! —dijo Foster—. ¿Te refieres al cementerio de la iglesia y al nuevo cementerio?

  —Claro que sí, bobo; continúa Jack; termina la historia.

  —¡Pero, Dios mío, vaya manera de llamarles!

  Jack dirigió su atención a quien había interrumpido.

  —No son nada más que eso, ¿comprendes, Foster? —le dijo él calmadamente—. De modo que, ¿por qué llamarlos de otra manera?

  —Hablamos de un almacén de chatarra. ¿Por qué no de un almacén de ropa vieja?

  —Pero…, suena tan irrespetuoso.

  —¿Irrespetuoso? ¿Con quién? Querido amigo, cuando tiras tus viejos faldones o tu esmoquin no lo consideras ni respetuoso ni irrespetuoso. Los tiras al cubo de la basura, o los das al trapero o algo parecido.

  El tercero se había vuelto a entrometer.

  —Ya lo sé, pero eso es completamente diferente. Cuando tiras la ropa vieja de una persona no lo tiras también a él.

  —Pero, tonto, tú mismo lo has dicho. Es exactamente eso.

  —No, ¡maldita sea! No es lo mismo cuando entierras a una persona. Es un lugar sagrado.

  —Entonces un cubo de la basura es un lugar sagrado y, por cierto, no se entierra a una persona; sería un acto delictivo.

  —Sí, es lo que se hace con los que mueren.

  —No tonto, se mueren tanto como tú cuando tiras tu pijama viejo; y por qué tendría que ser un lugar sagrado el cubo de la basura cuando los pones dentro, en caso de que lo hicieras alguna vez. No te sientas en el cubo de la basura con el pijama. Seguro que no eres tan bobo. O quizás sí, ya que tienes estas ideas tan raras.

  —Cállate, tonto, claro que no, pero esto no tiene nada que ver con enterrar a una persona.

  —Tu no entierras a una persona —el tercero subió el tono de voz indignado—. Te lo aseguro, si lo has hecho es que te han engañado. Qué tonto eres, Foster.

  —¡Calma, amigo! —dijo Jack de nuevo—. Dale tiempo para que lo comprenda; está un poco confuso.

  —Está bien —murmuró el otro—. Me parece tonto. A menos que lo haga a propósito, no estoy seguro de que no sea así. Lo que quiero decir es que, ¿quién en su sano juicio podría ser tan demente para hablar como él?

  —Mucha gente, viejo amigo. —Entonces, mirando de nuevo al otro, dijo: “¿Lo entiendes ahora?”.

  —¡No!

  —A ver, has tenido muchos trajes nuevos en tu vida desde que eras un mocoso, ¿verdad? Y todos ellos han ido a parar a algún lugar: al cubo de la basura, a la bolsa de trapos o algo parecido. No sabes dónde están ni te importa. Pues con nuestros cuerpos es lo mismo. Hemos tenido muchos trajes desde la primera vez que visitamos la madre tierra y los hemos depositado en algún lugar y nos hemos marchado dejándolos como si fueran ropa vieja. Eso es todo. Para nosotros no significan más que nuestra ropa vieja. Entonces, ¿por qué deberían significar algo más para los demás? No los acompañamos a la tumba, como tampoco nos sentamos en el cubo de la basura o en la bolsa de trapos. Eso es todo, cambiamos de traje completo, o de capa, o de vestido. Por eso aquí llamamos a este lugar con el nombre adecuado.

  —¿Lo entiendes ahora, Foster?

  —Sí, ahora empiezo a comprenderlo, pero… ¿y todo eso sobre nuestros cuerpos que se vuelven a levantar el día del juicio final?

  —En cuanto a eso, ¿qué cuerpo vas a desenterrar para ponértelo de todos ellos? ¿Y qué vestido de todos ellos vas a desenterrar para la ocasión?

  —¡Ropa vieja! ¡Oh! No había pensado en eso. Supongo que tendría que buscar algo nuevo para la ocasión. La ropa vieja ya habrá pasado a mejor vida hace mucho tiempo.

  —Pues bien, ¿por qué desenterrar una envoltura vieja en forma de cuerpo, cuando éste también hace mucho tiempo que habrá pasado a mejor vida, como tú dices. Aunque, a decir verdad, te equivocas en el modo de expresarlo. La frase “pasar a mejor vida” describe al individuo, no a su vestimenta, su cuerpo o su ropa.

  —Sí —dijo pensativo el que le había interrumpido—. Claro, tienes toda la razón.

  —Qué poco amigo serías de alguien que ha fallecido —dijo el tercero en la conversación— si rondaras alrededor de un cubo de la basura mientras tu amigo está bailando por allí con un traje nuevo, deseando que te acerques y bromees, aunque no puedas admirar su ropa nueva.

  —Debo decir que todavía me parece un poco confuso.

  —No lo es. Siéntate en un cubo de la basura durante un día y comprueba si disfrutas. Nadie sería tan tonto. Y cuando te canses, pregúntate si los amigos que han fallecido van a ser tan tontos como tú y se quedarán sentados en sus tumbas.

  —¡Oh! No seas tan bobo, Foster. Si cuando sales de tu cuerpo actual quieres quedarte sentado junto a él en la bolsa de ropa vieja, pues muy bien, adelante. Pero no esperes que otros infelices vengan a sentarse y te den la mano, por decirlo así.

  —Lo que él quiere decir, Foster —dijo Jack calmadamente—, es esto. Cuando sales de tu cuerpo actual, que tan sólo es un vestido, ya no te interesará más que el vestido que has tirado y tampoco no esperarás que los demás lo hagan, como tampoco esperarías que ahora prefirieran quedarse cerca de tu ropa vieja en lugar de ir a pasar un buen rato contigo a algún lugar.

  —Pero a algunos les gusta saber que las tumbas están bien cuidadas —dijo Foster obstinadamente.

  —¡Oh, ciertamente! Igual que cuando conservamos en buenas condiciones una casa en la que vivía alguien a quien teníamos afecto. Pero no esperamos que esté allí ahora, sabemos que se está divirtiendo gloriosamente en otro lugar.

  —Y ahora volvamos a la historia —dijo el tercero en la conversación suspirando aliviado—. Volvamos al agradable AHORA de siempre y dejemos que Foster se siente en el cubo de la basura, si todavía quiere hacerlo.”

Anexo 3 – Adjuntamos la traducción y el original de un mail intercambiado por nuestro equipo de investigación y el crematorio.

Buenos días:

Gracias por su e Mail.

Si usted puede visitarnos durante la semana le podemos entregar un mapa de los Jardines, el cual le mostrará la localización de la cama de azafrán

 Puede recoger el mapa en la oficina la cual está abierta de lunes a viernes entre las 9 a. m y las 5 p.m. Alternativamente le podría enviar un mapa por correo.

Las cenizas de Rhona fueron enterradas en el «lecho de azafrán» que es un área comunal para cenizas. Sólo podemos mostrarle la zona de la cama de azafrán, no la localización exacta dentro del área de azafrán, donde las cenizas de Rhona fueron enterradas.

Saludos cordiales

Margi Singh

Good morning,

Thank you for your email.

If you are able to visit during the week we can provide you with a map of the Gardens which will show the location of the Crocus Bed. You can collect the map from the office which is open Monday to Friday between 9.00am to 5.00pm, alternatively I could send you a map by post.

 The Rhona’s ashes have been interred within the Crocus Bed which is a communal ashes area. We are only able to show you the location of the Crocus Bed not the exact location within the Crocus Bed of where  Rhona’s  ashes were interred.

 Kindregards

Margi Singh

Anexo 4 – Plano del crematorio

Plano del crematorio Eduard Bach, Eduardo Grecco, Mary Tabor,

Anexo 5

 Plano del crematorio Eduard Bach, Eduardo Grecco, Mary Tabor,

Anexo 6

1º – Anexo Mitológico sobre el Azafrán

Cuenta la mitología griega que Zeus desposa a la más joven diosa del Olimpo, la hermosa Hera y que luego el matrimonio se recogen en el Monte Ida, nombre que significa “Sin árboles”, a vivir su amor. De esta primera unión de Zeus y Hera nace Croco, cuyo cabello se asemeja al de un león. El joven Croco era muy amigo de Hermes, quien en un juego lanza su disco y, de un modo accidental, mata a Croco, cuya sangre se trasformó en una flor de color azafranado.

Los griegos esparcían azafrán en sus salas de teatro porque era el color de la realeza. Esta costumbre también la tenían los antiguos Irlandeses. El vestido de las mujeres casaderas griegas era de color azafrán. Mientras los romanos dormían con almohadas llenas de azafrán para que sus sueños fueran de oro. El emperador romano Vario Avito Casiano, llamado Heliogabolo (220 d.C) se bañaba en agua perfumada de azafrán y Cleopatra lo usaba como cosmético
Los árabes argumentan que el azafrán tenía como nombre “zafaran” y manifiestan que esta delicia gastronómica aparece en forma primitiva en la antigua ciudad de Corico, región de la actual Turquía Meridional. Los árabes introdujeron esta planta costosísima a España en el año 911.

El gran Buda utilizaba una túnica de color azafranado, y luego de su muerte sus seguidores oficializaron este color como el más importante para las túnicas de los sacerdotes más elevados. En la India moderna, el “tilak” o marca que se ponen muchos sacerdotes en la frente es hecho de una pasta de azafrán.

Los Rajas Hindúes cuando eran derrotados en sus guerras se ponían sus trajes adornados con flores del azafrán para ingresar a las hogueras y así suicidarse. En el Cantar de los Cantares se puede leer “Es tu plantel un bosquecillo de granados, de nardos y Azafrán …..(IV, 13,14).

Lo costoso de este producto hacía que motivara su adulteración y los castigos por este delito eran tan severos que, en 1444, en la ciudad de Nuremberg, un ciudadano llamado Hans Kobele fue quemado vivo por adulterar el azafrán, igual suerte corrió una mujer llamada EllsPfraghenin en 1456.

Los ingleses decían que cuando un hombre está demasiado cariñoso con su esposa es porque tenía azafrán en su bolsillo. Y las irlandesas casaderas teñían sus sabanas con azafrán, y ellas aseguraban que el hombre que dormía con estas sabanas fortalecía la masculinidad y deseo sexual.

Por metátesis del español antiguo, dícese que la palabra “cocodrilo” toma su nombre del croco (azafrán), porque las únicas lágrimas sinceras que derrama este animal son provocados por la maravillosa fragancia del azafrán.

La Bullabesa (hierbas aromáticas, pimientos rojos, mejillones, azafrán, lenguado, cebollas, ajos y carpas) es un plato muy famoso, inventado por los habitantes de Marsella luego que los fenicios llevaron el azafrán a sus costas. Existe una versión que narra que este plato fue inventado por una mujer francesa y que se lo daba a su esposo para que se durmiera mientras ella estaba con su amante.

En el siglo XVI, el famoso arroz PILAF o PILAU tiene como ingredientes el arroz, azafrán, piñones, queso parmesano, pescados y mariscos.

Las creencias, leyendas, recetas y costumbres pueden seguir de una forma interminable, pero hay que tener en cuenta que se necesita 75,000 flores para obtener una libra de azafrán. Por todo ello, vale su peso en oro.

 2º – De «La cocina masónica»[2]

En las religiones budistas este color representa la sabiduría y la prudencia, de ahí que lo utilicen los monjes en sus túnicas como signo de distinción sagrada. Esta condición era también aceptada antiguamente en Europa como reflejan los escritos de Gilberto de Horland.

Sin embargo, su decoloración en la cocina ofrece un aspecto aurífero que concuerda más con la función de moneda de trueque que ostentó durante siglos. Un kilo de azafrán supone la cuidadosa recolección y manipulación de más de medio millón de flores, de ahí que sea la especia más cara del mundo. Los comerciantes fenicios llevaban siempre consigo una bolsita con azafrán para cambiarlo por otros objetos, como era el caso de Cornualles donde servía de moneda para la compra del estaño. Esta costumbre se mantuvo en Europa durante la Edad Media, y los viajeros ricos llevaban bolsitas cosidas en los dobladillos de sus vestidos ya que era admitida en cualquier lugar como oro y sin embargo los ladrones no las detectaban. Personalmente me parece una buena moneda, pesa poco y al cabo de algún tiempo se echa a perder, perfecta para terminar con los avariciosos, además España es el mayor productor del mundo, no es raro por tanto que nuestro plato más famoso, la paella, lo use como especia estelar.

Su función estimulante hacía que los romanos llenasen cojines de azafrán para perfumar sus cenobios y de paso excitar a los asistentes al ágape, también se perfumaban los teatros con agua de azafrán.

Diferentes leyendas sitúan su origen precisamente en los tiempos del rey Salomón, por lo que los masones deberíamos conocer bien su simbología, disfrutar plenamente de sus virtudes: «De nardos y azafrán, de canela y cinamomo, de todos los árboles aromáticos, de mirra y de aloe y de todos los más selectos balsámicos» (Cant. 4, 14). Para quien se interese en profundizar en su estudio debe saber que el nombre azafrán es árabe, se implantó en España en el siglo II y de aquí pasó al resto de Europa, pero su nombre latino era Crocus, así en los escritos medievales aparece con derivaciones propias de los respectivos idiomas romances siendo frecuente la voz Karkom, que algunos traductores confunden con la cúrcuma, otra especia importantísima en todo Oriente medio que, para más engaño, encima tiñe las comidas con el mismo color que el azafrán.En el Da’Wah [3] corresponde con los números 8 y 108, Haqq, el alemento tierra, el defecto del odio, el atributo de la verdad, el signo Capricornio, el planeta Saturno y el ángel Tankafil.

 (Fin del artículo)

Notas

[1] Sotwell y Brigtwell eran dos caseríos tan próximos que en 1948 se unieron formando la villa Brigtwell-cum-Sotwell. En Sotwell se encuentran Mount Vernon, Wellsprings y la iglesia de San James, con un pequeño cementerio donde está enterrado el doctor Bach. Un poco más allá, en lo que había sido Brightwell, se levanta la iglesia de Santa Ágata, y cerca de ella un nuevo cementerio, bastante más grande, cerca de la salida del pueblo, por el camino hacia Didcot.

[2] José Juan Iglesias del Castillo, «La cocina masónica», Alianza Editorial, Madrid 1997.

[3] En el Corán el término da’wah denota la llamada a los muertos a levantarse en el Día del Juicio. Cuando se utiliza en el Corán se refiere generalmente a Allah, invitación de vivir de acuerdo a Su voluntad.