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  • Terapia Floral – Supervisión de casos clínicos

Homeopatía y Terapia Floral

Homeopatía y Terapia Floral

Autor: Dr. Franco Rossomando

E-mail:  francorossomando@gmail.com

La Homeopatía y la Terapia Floral constituyen las terapias vibracionales más importantes surgidas en Occidente, junto con la Medicina Antroposófica.

Tanto Hahnemann como Bach recorrieron itinerarios semejantes en su búsqueda de una verdadera medicina que curara y que tratara a las causas de la enfermedad, no tan sólo a los síntomas.

Dado las analogías y puntos en común que poseen es posible recurrir a combinaciones simultáneas de remedios homeopáticos y florales en el tratamiento de los pacientes obteniéndose excelentes resultados terapéuticos , de acuerdo al seguimiento que se ha realizado en miles de pacientes tratados de esta forma.

Algunos puntos en común entre ambas medicinas son:

La idea de una Energía o Fuerza Vital (Hahnemann). En Bach encontramos un concepto análogo cuando se refiere a Alma.

El enfoque holistico del paciente:”Se debe tratar al paciente y no a la enfermedad” (Bach)

La utilización de recursos terapéuticos vibracionales.La Homeopatía utiliza la dinamización como método de preparación de los remedios. Por su parte, Bach utilizó la Infusión solar , obteniendo así una información vibracional de los patrones o arquetipos florales.

Las experimentaciones de los remedios florales y homeopáticos se realizan en personas y no en animales, por lo cual son medicinas hechas a la medida del ser humano.

Ambas son medicinas “ autosuficientes y completas en sí mismas, ya que poseen un soporte teórico filosófico de neto corte antropológico, desarrollan una farmacología propia para la elaboración y administración de los remedios acorde al punto de vista vibracional, poseen un método de diagnóstico específico que busca las causas subyacentes de la enfermedad, los métodos de experimentación son específicos de estas terapias.

La visión Homeopática de la Enfermedad

Para Hahnemann la enfermedad es en su origen, un desequilibrio de la Fuerza Vital que puede manifestarse tanto en la esfera psicológica como física, a través de grupos de síntomas característicos.

A fin de entender el fenómeno de la enfermedad, es preciso comprender qué propiedades posee la Energía Vital.

Todo ser vivo está animado por una energía que en principio proviene del Cosmos, y en particular, aquí en el planeta Tierra, del Sol. Si tomamos como modelo esta energía veremos que por lo menos posee cuatro propiedades:

1- Es centrífuga. Irradia luz, calor y ondas electromagnéticas.

2- Es centrípeta. Ejerce un poder gravitatorio sobre los planetas del sistema de tal manera que estos se mantienen en sus órbitas. De no existir esta tendencia, los mismos hubieran escapado del sistema.

3- Es rítmica. Ambas tendencias, centrífuga y centrípeta se alternan rítmicamente como cualquier fenómeno vibracional.

4- El Sol es Central respecto de su sistema.

Si aplicamos estos criterios a la Energía Vital que anima a cualquier ser vivo, descubriremos que la vida funciona de acuerdo a estos principios solares, que se transforman en verdaderas “signaturas” de la vida.

En efecto los fenómenos centrífugos los observamos en: la sístole, la espiración, el conjunto de las eliminaciones que depuran al organismo de las toxinas que produce; el proceso de crecimiento y desarrollo, del ser vivo a partir de una sola célula fecundada hasta convertirse en un ser pluricelular; el desarrollo psicológico desde una etapa narcicista y” autista” hasta lograr paulatinamente la capacidad de reconocer al otro y establecer con él lazos afectivos. El amor es una manifestación centrífuga en el acto de “dar”.

Por el contrario, la fuerza centrípeta la observamos en: la diástole, la inspiración, la capacidad de alimentarnos, la absorción de nutrientes, la capacidad de aprender, y en general la capacidad de la Energía Vital para mantener “ unido” y cohesionado” al organismo. A tal punto funciona esta tendencia que en el momento de la muerte, cuando la energía vital cesa de actuar, todos los componentes orgánicos comienzan a desintegrarse.

En cuanto a la propiedad rítmica de la Energía no hace falta ahondar demasiado bastando los ejemplos de la respiración, de la función cardíaca, de los ritmos biológicos circadianos y ultradianos, etc,.

Y la centralidad de la energía vital se observa en el hecho de que son los órganos centrales de cada sistema los más importantes y los que “ concentran más energía”: cerebro, corazón, el núcleo celular, etc.

Con esta breve explicación podemos ahora comprender el concepto de enfermedad de Hahnemann.

La Energía Vital puede alterarse en alguna de sus propiedades, arriba mencionadas, o en todas. Es preciso aclarar que una alteración o desequilibrio puede producirse cuantitativamente en más (exceso o hipertonía) o en menos( déficit o hipotonía).

De este modo la Energía Vital puede alterarse:

Por exceso o hipertonía de la fuerza centrífuga: en este caso nos encontraremos con síntomas de características eliminatorias, inflamatorias y funcionales: diarreas, catarros, fiebre, alergias, erupciones, secreciones, trastornos psicosomáticos en general, síntomas que empeoran con el movimiento, el calor, estando en ayunas, antes de las eliminaciones, en silencio, a solas, y mejoran con el reposo, luego de las descargas fisiológicas: intestinal y urinaria, llanto, menstruación, vómitos, gritos, hablar, en compañía, etc. Por lo general las manifestaciones más importantes a nivel físico de este desequilibrio se producen en la piel y mucosas..A este tipo de desequilibrio, Hahnemann lo llamó PSORA, siendo a su juicio la primer enfermedad que sufrió la humanidad.

Por exceso o hipertonía de la fuerza centrípeta: al contrario de la PSORA, en este caso nos encontramos con síntomas que derivan de una dificultad parcial del organismo para “ centrifugar” por lo cual las manifestaciones sintomáticas dan una imagen de un organismo “autoinundado” e “ inflado”.Son típicos de este proceso: la retención de líquidos, el edema, la celulitis, la obesidad, la bulimia, la tendencia a la hipertrofia de los tejidos, las proliferaciones celulares, quistes, nódulos, pólipos, tumores adenomas, fibroadenomas, nevos, verrugas. También los procesos supurativos: abcesos, flemones, etc. Este proceso lleva a una disminución de la nutrición celular y a una merma en la recepción de oxígeno (hipoxia) .También a nivel circulatorio hay una tendencia al “estancamiento”, como sucede por ejemplo con las várices, hemorroides, etc. La formación de cálculos igualmente está comprendida en esta categoría, así como las llamadas enfermedades por acumulación (por ej. Enfermedad de Wilson, por acumulación de cobre).Los cólicos y calambres también. Los síntomas de este tipo mejoran con el movimiento. Pueden producir obstrucciones por lo que a veces la cirugía es el único camino.

A este tipo de desequilibrio, Hahnemann lo denominó PSICOSIS (no confundir con la psicosis de la Psiquiatría), palabra que deriva de sycus, del griego=higo, aludiendo a todo aquello que forma bultos.

Un tercer tipo de desequilibrio deriva de una profundización y agravación de la Psycosis que lleva a síntomas y signos más graves: la destrucción de los tejidos, las lesiones irreversibles, las ulceraciones, los procesos hemorrágicos, las necrosis, los procesos degenerativos, las deformaciones estructurales, las caries, los procesos malignos, las metástasis, etc. A este proceso Hahnemann lo llamó SÍFILIS, que no debe confundirse necesariamente con la enfermedad causada por el Treponema Pallidum. Para Hahnemann, la sífilis es el arquetipo de la enfermedad destructiva.

Desde el punto de vista de la dinámica energética, la Sífilis resulta de una hipertonía de la tendencia Centrífuga, mayor que la de la Psicosis, sumándose a ello una hipotonía de la tendencia centrípeta.

Resumiendo diremos que:

a) La Psora, la Psicosis y la Sífilis se denominan MIASMAS.

b) Para Hahnemann, estos miasmas constituyen las verdaderas enfermedades del ser humano

c) Se trata de procesos crónicos de índole genética.

d) Por lo general los miasmas se encuentran en estado latente, dando lugar al concepto de terreno predisponente.

e) Todos los seres humanos poseemos características de los tres miasmas, aún cuando uno de ellos puede predominar constitucionalmente por encima de los otros.

f) Posteriores estudios realizados por discípulos de Hahnemann y homeópatas dieron cuenta de la existencia de dos miasmas más: Tuberculinismo y Cancerinismo, que en realidad son una derivación del miasma sifilítico.

Tratamiento homeopático de los miasmas

Uno de los primeros pasos en el tratamiento homeopático es poder establecer un diagnóstico miasmático, de acuerdo a las características que poseen los síntomas en una persona dada, esté padeciendo o no de una “enfermedad” desde la nosología médica tradicional.

A partir de este diagnóstico se elegirá el mejor remedio posible , es decir , aquel que cubra la mayor cantidad de síntomas que presenta el paciente.

Según León Vannier, eminente homeópata francés existen remedios específicos para cada miasma.

Mencionaremos algunos de ellos:

Miasma Psórico            Miasma Psicótico                 Miasma Sifilítico

Sulphur                                    Thuja                                   Aurum

Lycopodium                     Medorrhinum                               Mercurius

Calcárea Carbónica        Natrum Sulphuricum                      Plumbum

Pulsatilla                            Nux Vómica                        Carbo Vegetabilis

Silìcea                               Staphysagria                             Hydrastis

Psorinum                            Colocyntis                         Arsenicum Album

Árnica                                Lachesis                                  Siphilinum

La visión de la enfermedad en Terapia Floral

Dos ideas fundamentales surgen de la visión que Bach poseía de la enfermedad

a) La enfermedad no es material en su origen. Ello da cuenta de que su origen o etiología no es física sino energética, concordando con la idea de Hahnemann acerca de un desequilibrio de la Fuerza o Energía Vital.

b) La enfermedad es el resultado de un conflicto entre el Alma y la Mente.

Si equiparamos el concepto de Alma con el de Energía o Fuerza Vital vemos que también existe una coincidencia con ambos descubridores.

El aporte de Bach consiste en establecer una etiología “ emocional o mental ”(Mente) que constituye la “ causa eficiente” de la enfermedad..

Si asociamos las dos concepciones, homeopática y floral podemos concluir que:

a) los miasmas constituyen predisposiciones latentes o causas remotas

b) los estados emocionales y mentales negativos son los causales de la activación de los miasmas crónicos

Otras observaciones de Bach nos permiten concluir que cada miasma en estado latente puede ser activado o “ despertado” por determinados estados mentales y emocionales

Dichos estados mentales y emocionales negativos pueden aparecer mucho antes que los síntomas físicos de un determinado miasma.

La detección y tratamiento precoz de los mismos constituye una de las mejores posibilidades terapéuticas preventivas que aporta la terapia floral.

Factores mentales y emocionales que activan los miasmas latentes

Por ejemplo:

Sulphur – Crab Apple Lycopodium – Larch

Pulsatilla – Centaury Calcárea Carbónica – Cherry Plum

Lachesis – Holly Nat.Muriaticum – Willow – Honeysuckle

Nux Vómica – Vervain Ars.Album – Rock Water

Plumbum – Gorse

Cada miasma es susceptible de activarse por determinados estados psicológicos:

1- El miasma PSORICO es activado por: miedos, incertidumbre, variabilidad de ánimo, anticipación ansiosa del futuro, aprehensiones, desaliento, ansiedad enmascarada, sentimiento de inferioridad, excesiva necesidad de ser aceptado (sobreadaptación), impaciencia, apuro, desasosiego, inquietud, falta de convicción en las propias ideas, vergüenza, temor a ser defectuoso.

2 – El miasma PSICOTICO es activado por: intolerancia, orgullo, vanidad, arrogancia, odio, celos, envidia, falta de atención en el presente (distracción, olvidos, falta de memoria), repetición de errores, incapacidad de aceptar y aprender de los errores, sentimiento de estar abrumado, fanatismo, perfeccionismo, posesividad, no reconocer los propios límites, sobreexigencia, rumiación mental, obsesiones, dominación, egoísmo, situaciones traumáticas.

Además, por: mala alimentación, intoxicaciones, vacunaciones, tratamientos alopáticos prolongados, exposición a radiaciones, supresiones violentas de los síntomas..Si estas situaciones son muy intensas o prolongadas, pueden inclusive activar el miasma SIFILITICO.

3 – El miasma SIFILITICO es activado por: rencor, resentimiento, aislamiento social y afectivo, tristeza, depresión prolongada, apego excesivo al pasado, indiferencia, apatía, resignación, abandono, pesimismo, desesperanza, culpa, autorreproche, agotamiento,desesperación.

Como se deriva de esta lista, el lector conocedor de los remedios florales de Bach habrá determinado cuales son aquellos que corresponden a los estados mentales y emocionales recién mencionados .

De acuerdo a todo lo mencionado es posible establecer una estrategia terapéutica que actúe simultáneamente sobre los miasmas y sobre las causas emocionales que los activan.

Una terapia homeopático floral permite promover un proceso curativo holístico que responde a la llamada “ «Ley de Curación” según la cual un tratamiento es realmente eficaz cuando la curación se produce de adentro hacia fuera y desde lo más profundo hasta lo más superficial.

Existen algunos remedios florales que poseen una afinidad muy precisa con ciertos remedios homeopáticos. Este tipo de combinación resulta ser de la más alta eficacia.

Algunas conclusiones:

El tratamiento homeopático floral: no produce agravaciones medicamentosas – es rápido – no posee contraindicaciones – puede utilizarse en toda persona a cualquier edad, aún durante el embarazo, siendo ésta una de las mejores etapas para iniciar un tratamiento preventivo – el organismo activa las energías capaces de eliminar las toxinas (físicas y psíquicas) – se establece una sinergia , potenciándose los efectos de ambos tipos de medicamentos – al cambiar la actitud mental y emocional se potencia el proceso de curación, ya que el paciente , al sentirse mejor, puede dar los pasos necesarios para mejorar su salud de un modo más auténtico.y eficaz – se produce un verdadero aprendizaje acerca de sí mismo, que conlleva a un crecimiento interior y una elevación espiritual.