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La piel dura: “La concepción social del consumo…” 3ª Parte.

La piel dura: “La concepción social del consumo…” 3ª Parte.

“No se trata de endurecerse, sino de hacerse duros”

F. Truffaut.

Partiendo del hecho de que el consumo de drogas en sí mismo no representa un problema, sino que se deben considerar otros elementos que están detrás y alrededor del mismo, existen variables tales como las clínicas-médicas, las clínicas-psicológicas y las clínicas-sociales. En las clínicas-médicas encontramos fenómenos como la tolerancia, la abstinencia, la intoxicación y las enfermedades relacionadas con el abuso y la dependencia de las sustancias. En la clínicas-psicológicas identificamos comportamientos desadaptativos, creencias y procesos inconscientes, afectos, emociones e historias individuales y familiares. En las clínicas-sociales observamos elementos como la concepción que se tiene del uso de drogas en el contexto cultural, los problemas educativos, laborales, económicos, redes de contención, etc. Por ahora, presentaré sólo la variable clínica–psicológica en su dimensión psicoterapéutica, tal como lo había anticipado en mi anterior colaboración.

A continuación expondré una breve reseña de algunas modalidades psicoterapéuticas que en la actualidad se aplican a problemas relacionados con el consumo de drogas.

Empezaré con la psicoterapia cognitiva conductual, cuyas bases teóricas descansan en la Teoría del Aprendizaje Social, que resumiré de la siguiente manera: las pautas de conducta, las normas sociales y culturales se obtienen y permanecen mediante la observación de un modelo, favoreciéndose de esta forma el aprendizaje de determinadas conductas. Lo importante de ellos es que se considera que de la misma manera que se aprende es posible des-aprender aquellas conductas que no favorecen el desarrollo del individuo. Así, en esta teoría se comprende a los comportamientos adictivos como a conductas inadecuadas que se adquieren y se mantienen mediante el modelamiento, el reforzamiento social, los efectos anticipados que el sujeto percibe que le causará el consumo de determinada droga, además de que la experiencia directa de esos efectos la persona los vivirá como recompensa, o en su defecto, cuando hay dependencia física y no se tiene disponibilidad de la droga, como castigo.

Los componentes de esta intervención terapéutica la hacen ser multimodal, así tenemos que, por ejemplo, en el tratamiento para alcohólicos se utilizan las siguientes modalidades: la Aproximación de Reforzamiento Comunitario (CRA), el Entrenamiento en Habilidades Sociales, la Prevención de Recaídas(PR) y la Terapia Conductual Familiar y de Pareja.

Las ventajas: puede ser breve y a corto plazo, y se puede incluir en la mayoría de los programas clínicos, porque es compatible con muchos otros tratamientos, por ejemplo, los farmacológicos. Ha demostrado empíricamente cierta efectividad. Tiende a la focalización de los problemas de manera estructurada, orientada a objetivos y centrada a problemas inmediatos. Es flexible y puede ser individual o grupal, y se adapta a una amplia gama de pacientes y variedad de escenarios.

En el procedimiento en consulta externa, es decir, de terapias que se realizan fuera de un centro comunitario de internamiento, las sesiones pueden ser de sesenta minutos y sigue un mandamiento que los clínicos de esta modalidad llaman la Regla del 20/20/20. Esto implica dividir la sesión en tres partes de 20 minutos cada una.

En teoría, durante los primeros 20 minutos de la sesión, se trata de evaluar el abuso del consumo, la ansiedad y las situaciones de alto riesgo que se presentaron para el consumo de las sustancias desde la última sesión. Se escuchan las preocupaciones del paciente y se revisa y discute el ejercicio práctico de tipo cognitivo que se dejó de tarea en la sesión anterior. Los siguientes 20 minutos, se introduce y discute el tópico o tema -por ejemplo, alguna situación conflictiva con su pareja-, para esta sesión en particular. Se trabaja la relación del tópico de la sesión con las preocupaciones actuales del paciente. Y en los últimos 20 minutos se explora la comprensión y la reacción del paciente ante el tópico expuesto. Se asigna un ejercicio práctico para la siguiente semana. Se revisan los planes de la semana y se trata de identificar con anticipación las potenciales situaciones de alto riesgo para el consumo.

Echeburúa (1999), considera que se pueden identificar cinco fases de este tipo de tratamiento: 1. Control de los estímulos relacionados a la adicción; 2. Exposición progresiva a los estímulos; 3. Solución de problemas específicos; 4. Creación de un nuevo estilo de vida y, 5. Prevenir las recaídas.

En la próxima colaboración desarrollaré brevemente cada una de ellas y seguiré con la modalidad psicoanalítica como terapia en casos de adicción. Así pues, por lo pronto, les deseo a mis atentos lectores: ¡Felices vacaciones!

Twitter: @Bilbao_pieldura