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  • Diplomado Terapia de Regresión
  • Terapia Floral – Supervisión de casos clínicos

Luna en GÉMINIS

Luna en GÉMINIS
Autor: Dr. Franco Rossomando
E-mail: francorossomando@gmail.com

 

Nivel de la emocionalidad básica.
Esta posición exalta los rasgos del elemento Aire y del planeta Mercurio. De este modo la emocionalidad queda mediatizada por el pensamiento, y por lo tanto, racionalizada.
La vida emocional de estas personas dependen quizá más que en ningún otro caso, del clima emocional de su entorno familiar .La gran receptividad y percepción que posee esta Luna con respecto al medio ambiente hace que estas personas desarrollen tempranamente mecanismos adaptativos con una gran presteza. De esta manera, el sistema nervioso, especialmente el central, sufre un desarrollo mayor, por lo que los procesos netamente intelectuales se adelantan en mayor o menor medida a los procesos emocionales. Tales procesos intelectuales son, en primer lugar, todos aquellos que se vinculan con el lenguaje., como por ejemplo, el habla, la lectoescritura, el pensamiento concreto, la comunicación, etc.
Otra función que depende del Sistema Nervioso central y que también se desarrolla aquí tempranamente es el de la motricidad fina, especialmente a nivel de las manos, dotando a estas personas de una notoria habilidad para todo lo que sean técnica manuales.
Con estas herramientas, la emocionalidad básica puede ser expresada no tan espontáneamente, sino mediatizada por los mecanismos que dependen de la corteza cerebral.
El vínculo con los padres es vivido con poca intensidad emocional o afectiva, de manera que las demostraciones espontáneas de los sentimientos son escasas. Generalmente, los padres han privilegiado una estimulación de los mecanismos de adaptación, por encima de lo esencialmente afectivo. Cada uno de los padres posee un discurso diferente respecto del otro, por lo que no siempre existe coherencia resultando difícil para la persona con Luna en Géminis, poder lograr una verdadera síntesis de ambos tipos de mensajes, así como también poder discernir cuál de los dos está en lo cierto, o posee la razón.
Esta ambivalencia emocional genera ansiedad por lo cual el estado de duda respecto de los propios sentimientos es constante.
La necesidad de conocer y aprender todo cuanto esté a su alcance resulta así un intento para conocer mejor a los padres, tanto como a sí mismo. Como estos intentos no siempre resultan eficaces, se abandonan apenas se advierte que no logran su objetivo.
Es así como se va desarrollando la tendencia a permanecer durante largos períodos de la vida como aprendiz de muchas cosas, sin lograr plasmar en hechos concretos, todo lo que se ha aprendido.
Podríamos decir que existe una fijación intelectual a la infancia, de modo que se prefiere permanecer como un niño informado y no como un adulto formado.
La imago femenina aparece teñida con rasgos ambivalentes y contradictorios como por ejemplo una afectuosidad reprimida, o mezclada con una exigencia enmascarada. En general estas exigencias están encaminadas a apurar todo aquello que signifique aprendizaje (“mi hijo es inteligente, por lo tanto puede y debe aprender todo rápidamente”).
Con esta posición deberán admitirse con mucha claridad los propios afectos y permitir que éstos fluyan con espontaneidad a fin de evitar la tendencia a enfriarse emocionalmente o a no comprometerse lo suficiente.
La gran permeabilidad adaptativa de esta Luna muchas veces hace que se produzca una identificación muy intensa con aquellos con los que se entablan vínculos afectivos, reales o imaginarios, produciéndose así una especie de mimetismo psicológico por lo que a menudo resulta difícil discernir los propios sentimientos de los de los demás.
Nivel de deseos y aspiraciones.
Cuando la Luna Natal se encuentra en Géminis, la Luna Astral se ubica en Cáncer y funciona a través de sus pautas más evolucionadas, se conecta con el Arquetipo luminoso de Cáncer. En este nivel pueden desarrollarse las tendencias superiores del Arquetipo de la Madre, como por ejemplo la Comprensión. Se trata de la capacidad para empatizar con el Otro desde lo afectivo, abarcando todos los aspectos de su realidad, superando de esta manera el limitado entendimiento intelectual de Géminis. Cuando los afectos y el intelecto se reúnen, surge la capacidad de comprender, que trasciende al entender.
Nivel de la Sombra.
Cuando la Luna en Géminis funciona a través de sus pautas más regresivas, se conecta negativamente con el Arquetipo de la Sombra de Cáncer. El Necio. Bajo la influencia de este arquetipo, resulta imposible aceptar la verdad de una situación, negándose sistemáticamente a ello, aun cuando ésta sea beneficiosa para sí mismo. Hay una tendencia a abroquelarse en el propio capricho. También es posible que inconscientemente se elija vincularse con personas que representen este arquetipo. Por lo tanto habrá una enorme dificultad en las pautas comunicacionales, ya que la verdad se escabullirá permanentemente. Se experimentará la sensación de no ser comprendido por los demás, pero también de que los demás no comprenden debido a la necedad de los mismos. Existe también una tendencia a vincularse con personas necias, dogmáticas, que no saben escuchar.
Mecanismo de defensa.
La intelectualización o racionalización.
Se trata de un mecanismo por el cual existe un intento de analizar intelectualmente un conflicto o emoción con el fin de controlarlo. En este sentido, la exacerbación de esta tendencia, produce un alejamiento cada vez mayor respecto de las propias emociones y un compromiso cada vez menor con la propia realidad.
La intelectualización permite hacer creer al propio sujeto que es capaz de comprender y resolver un conflicto, cuando en realidad, la verdadera solución, que consiste en enfrentarlo adecuadamente, se aleja en cada intento de intelectualizar. En la intelectualización intervienen también procesos fóbicos. La expresión de los afectos puede generar la sensación de quedar atrapado en el vínculo con el otro, con el consiguiente temor.
Nivel de somatización.
Las vías respiratorias, especialmente las inferiores, es decir bronquios y pulmones, constituyen los órganos donde es frecuente somatizar emociones reprimidas. Asimismo, el sistema nervioso de estas personas, posee un nivel de respuesta a los estímulos sumamente rápido, por lo que existe una tendencia a vivir en un nivel de stress elevado. Las emociones son vivenciadas con mayor intensidad que lo normal, por lo que la persona es híper-emotiva e hipersensible. Este exceso de energía es descargado generalmente en el aparato respiratorio.
Asimismo, las percepciones internas provenientes de los órganos se encuentran amplificadas, por lo que se desarrollan tendencias hipocondríacas y sensaciones molestas en todos los órganos. Son frecuentes también los temblores, ahogos, mareos y colapsos nerviosos.