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Sonido y Salud 1era. Parte

Sonido y Salud 1era. Parte

Autor: Dr. Franco Rossomando

Desde los más remotos tiempos, la humanidad encontró en el sonido una herramienta extraordinaria para recibir información de su entorno, comunicarse, así como también para orar, curar y manifestar sus estados emocionales, sentimientos y afectos, incluyendo por supuesto, las necesidades religiosas, y transmitir su mundo interior a los demás.

Todas las culturas antiguas así como las aborígenes de las más diversas regiones de la tierra, encontraron en el sonido a la fuerza por la cual el Universo manifiesta su más poderosa expresión.

¿Qué pudo ser más sobrecogedor, sugestivo e impresionante para el hombre primitivo que la explosión de un trueno, el rugido del mar embravecido, o el ulular de una tormenta de viento?

En el Antiguo Testamento podemos leer: «En el principio era el Verbo”.

El término «Verbo» se refiere directamente al sonido, que es la fuerza creativa del universo.

El vocablo “AUM”, que generalmente se pronuncia como “Om” en la tradición hindú, se consideraba el sonido impulsor de la formación del universo; es el sonido armonizador por excelencia en las meditaciones.

La teoría científica más aceptada en nuestros días, acerca de la creación del Universo se denomina Teoría del “Big Bang”, haciendo alusión a la gran explosión que originó la totalidad cósmica en permanente expansión. Cuando ésta se detenga, el Universo entrará en una fase igualmente prolongada de progresiva condensación hasta que se produzca el “Big Crunch”, o gran choque.

Cada cuerpo celeste debido a su tamaño, distancia del sol, movimiento de rotación y traslación, genera sonidos, los que aun cuando no los escuchemos por nuestros oídos sí los percibimos por medio de otros órganos sensoriales y la percepción extrasensorial, van modulando nuestro ser ya que ejercen una acción concreta sobre nuestro organismo.

Ciertos experimentos demostraron que, si se colocan polvos finos, como arena o virutas metálicas sobre una lámina de metal y se les aplica una vibración de ondas acústicas, dichas partículas se organizaban formando patrones intrincados.

Las diferentes sustancias se concentran en los nodos o depresiones de las ondas acústicas, poniendo de relieve, de esa manera el lugar donde el sonido es más denso. Estos sorprendentes patrones, también conocidos como figuras de Chladni, configuran, en el caso de los sonidos armoniosos, mándalas geométricos simétricos. En algunos casos no son simétricos, sin embargo resulta fascinante su contemplación.

Estos efectos también se han demostrado efectivos sobre las células.

Recientes investigaciones han demostrado que las personas enfermas de patologías hematológicas, es decir de la sangre, como por ej. anemia, aumentan su número de hematíes, así como mejoran la forma de los mismos cuando son expuestas a determinados sonidos organizados , como los de la música clásica. (Efecto Mozart).

Lo mismo ocurre con ciertos tipos de cáncer, que pueden mejorar, y aún remitir si son tomados en estadios tempranos, exponiendo a los pacientes a sonidos emitidos por un instrumento de percusión: el xilofón, con una nota, el LA, repetida en un ritmo ternario con tres golpes durante sesiones de quince minutos por día, dos o tres veces . De modo que cumple una función similar a la radioterapia, sin los efectos secundarios de la misma. También las emisiones de onda corta en pacientes reumáticos mejoran sus síntomas.

Nosotros estamos vibrando constantemente. Cada molécula, célula, tejido, órgano, glándula, hueso y fluido de nuestros cuerpos tiene su propio índice (coeficiente) de vibración. Lo mismo ocurre con cada chakra y cada estrato de campo electromagnético, o aura. Estos puntos y campos de energía son de igual importancia para el cuerpo físico, aun cuando son más densos. En cierto sentido reflejan el estado del cuerpo físico, y éste, a su vez, refleja el estado del aura y de otros cuerpos sutiles como el etérico.

La disciplina científica creada por Hans Jenny, llamada Cimática, demuestra que cuando el organismo humano se expone a una fuente de sonido de cualquier naturaleza, se producen cambios notables tanto en el cuerpo físico como en sus campos electromagnéticos.

Estos cambios puede que solamente sean temporales, mientras dure la acción de la fuente sonora, pero mientras perdura es posible que provoque transformaciones poderosas.

Es sabido que las explosiones solares que se visualizan como manchas, generan ondas vibratorias que afectan directamente a todos los niveles de vida terrestre.

Los sonidos planetarios producen una vibración que llega a nuestro ser del mismo modo que lo hacen los sonidos audibles. En un próximo trabajo desarrollaremos una explicación más profunda al respecto.

La ciencia moderna aporta permanentemente evidencias sumamente convincentes en lo referente al poder del sonido sobre la configuración y transformación de la materia, lo que constituye el fundamento de su capacidad curativa. Estos fenómenos fueron descubiertos en primer lugar por el físico alemán Ernst Chladni.

Sabemos a ciencia cierta, como también lo sabían los antiguos, que todo el universo está formado por átomos. Cada átomo está constituido por un núcleo (neutrones y protones) y un electrón o grupo de ellos, que giran a una determinada velocidad alrededor del núcleo, de la misma manera que los planetas lo hacen alrededor del Sol.

El número de cada una de estas partículas difiere según la naturaleza de la sustancia de la que se trate. El movimiento giratorio de los electrones origina un pulso, que crea una onda la cual es posible distinguir mediante nuestra percepción humana como forma o materia. Cuando los electrones de una sustancia o de un cuerpo se mueven, por causas mecánicas, se produce el Sonido.

De lo cual se deriva que permanentemente cada electrón de cada sustancia, en la medida en que posee movimiento, produce sonido, aun cuando no lo percibamos con nuestro oído. Del mismo modo, en la médica en que cada elemento constitutivo del Universo se mueve, asimismo produce sonido y este hecho intuido por Pitágoras lo llevó a afirmar que existe una Música de las Esferas.

Lo que nuestros sentidos humanos perciben como materia, no es otra cosa que un conjunto de campos electromagnéticos resonantes, estrechamente vinculados e inter penetrados: en síntesis, una manifestación densa de SONIDO.

Puede afirmarse con toda certeza que la materia, en la medida en que genera vibraciones, es sonido y emite ondas sonoras aun cuando dichos sonidos se encuentren, en su mayoría, fuera de nuestro limitado sentido físico de la audición. Nuestros cuerpos físicos, por consiguiente, son también campos electromagnéticos resonantes, como también lo son nuestros cuerpos más sutiles, tal como el etérico o el astral.

El sonido no sólo puede modificar la estructura de una sustancia, sino también configurarla El científico alemán Chladni, demuestra de forma visual el modo en que el sonido configura la materia. Esto es así porque el sonido, más que cualquier otra forma de energía vibratoria posee un poder penetrativo mucho mayor .Las oscilaciones sonoras son capaces de provocar modificaciones profundas en la materia. Las grandes explosiones son movimientos expansivos del sonido. Las murallas de Jericó. El derrumbe de los puentes, las vibraciones que rajan a los edificios.

(Continuará)