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La Canción de Eva

La Canción de Eva

Cuando el libro Las diosas de cada mujer, de la Dra. Jean Shinoda Bolen, llegó a mis manos tuve la impresión, desde el primer momento, que este significaria en mi vida algo mas que un libro para leer y colocar despues ordenadamente en un librero. Desde las primeras páginas fui encontrando una explicación, convincente y a la vez hermosa, de la gran diversidad y complejidad del comportamiento que nosotras, las mujeres, exhibimos en el camino de nuestras vidas. Para alguien que, ademas de mujer, se introduce cada día en el mundo personal de aquellas que concurren a la consulta en busca de apoyo, alivio, comprensión y solución de los múltiples conflictos que experimentan en sus vidas, este libro constituía además una herramienta muy valiosa no solo en la interpretación de los diversos comportamientos encontrados sino en como hallar el camino mas apropiado para lograr la expresión de la totalidad de cada una de esas mujeres.

En la medida que leía, me identificaba con algunos arquetipos, reconocía la presencia de otros en etapas pasadas de mi vida y también la necesidad de que las características de un arquetipo determinado fueran activadas en las condiciones que vivía en aquel momento. La lectura fluía rapidamente y a cada momento se hacia mas claro en mi qué marcaba la diferencia entre una y otra mujer, cuales eran los elementos claves en las historias de sus vidas, porqué unas deciden ser heroínas mientras otras asumen permanentemente el papel de víctimas, el porqué de algunas de sus acciones o ciertos estados de humor . . . en resumen, se hacía cada vez mas evidente la participación de los comportamientos instintivos o arquetípicos en “el viaje de la heroína”.

Aplicar toda esta información en la práctica bullía en mi mente en tanto avanzaba en la lectura. ¿Cómo hacer? ¿De qué manera identificar los arquetipos activados en cada mujer?. ¿Cómo conocer si hay uno solo activo o estaba en acción un comité? Y los arquetipos que fuera necesario activar, ¿bastaría la imaginación y la invocación para lograrlo? Así uno y otro cuestionamiento sobre el camino a seguir . . .

En esa etapa viajo al DF para participar en el Congreso Internacional de Terapia Floral y, ¡bendita sincronicidad!, entre los documentos que entregan en el Congreso y que paso rapidamente entre mis manos al terminar de dictar mi conferencia, algo llama particularmente mi atención. Rebusco entre los folletos y lo encuentro. Destacando sobre un fondo oscuro leo: La Canción de Eva. Esencias florales para trabajar los arquetipos femeninos. Rapidamente recorro las páginas y las voy encontrando, una a una: Atenea, Afrodita, Perséfone . . . ¡No lo puedo creer!, miro a mi alrededor buscando a Eduardo Grecco para poder compartir mi sorpresa de encontrar, ya elaborado, su set de esencias que me permitiría aplicar de forma práctica aquello que había atrapado mi interés y continuaba dando vueltas en mi cabeza desde hacia algún tiempo: utilizar los patrones arquetípicos femeninos para lograr la expresión armónica de la totalidad de cada mujer, convirtiéndose ellas en protagonistas concientes de su desarrollo y evolución. Este acontecimiento sincrónico, unido al interés por el tema y la gentileza de Eduardo, me permitió adentrarme en un mundo de dimensiones míticas.

De la mano de estos arquetipos femeninos he ido recorriendo las vidas de aquellas que deciden transitar el camino en busca de su individuación. En mujeres que habiendo mantenido tratamiento con esencias florales durante un tiempo se mantenian aún atascadas en situaciones de dependencia emocional, baja autoestima, depresión, relaciones destructivas y otras, hemos obtenido resultados alentadores.

El trabajar con las doce esencias florales que integran La Canción de Eva usando como herramienta diagnóstica un test muscular proveniente de la kinesiología holística, el reflejo del brazo (AR), nos ha facilitado sumergirnos en los vericuetos de las “historias arquetípicas” individuales: conocer los patrones arquetípicos innatos, cual o cuales se encuentran activados y cual sería necesario activar en ese momento y así sucesivamente hasta “tejer” una historia que resulta fascinante por esclarecedora . . . para ambas, para la paciente y para la terapeuta, ya que no sólo pone en evidencia cada vez más “la diversidad de las variedades normales que existen entre las mujeres” 1 sino por la posibilidad que brinda de comprender y prever actitudes, comportamientos, dificultades psicológicas y potencialidades, lo que contribuye además a que cada mujer pueda, o al menos aspire, a hacerse responsable de su propio desarrollo en “el viaje hacia la totalidad”, que “resulta de tener la capacidad de ser activa y receptiva, autónoma e íntima, de trabajar y de amar”.2

Los invito, entonces, a volver la vista hacia estos seres míticos que, como poderosos patrones arquetípicos femeninos, “moldean la conducta e influyen en las emociones” 3. Su conocimiento y aplicación representa el diapasón con el cual afinar el complejo instrumento que constituye el corazón de cada mujer.

Notas:

1Shinoda Bolen, Jean. Las diosas de cada mujer.Una nueva psicología femenina. Barcelona: Editorial Kairós. 2da. Ed. 1995.p. 21.

2 Idem. p. 383. 3 Idem. p. 24.

Ciudad de la Habana, 18 de mayo de 2008.