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Masaru Emoto, investigador de la conciencia del agua

Masaru Emoto, investigador de la conciencia del agua

Tengo 60 años. Nací en Yokohama (Japón). Estoy casado y tengo tres hijos. Estoy licenciado en Relaciones Internacionales y soy doctor en Medicina Alternativa. Creo en la unión de todos los seres. Investigar el agua me hizo creer en la existencia de Dios. Publico en España “Mensajes del agua”(La Liebre de Marzo), editado en 14 países.

-¿Sabe el agua de este vaso que estoy triste?

–En Japón hay un refrán que dice: “El agua es el reflejo del corazón”. ¡Por supuesto que lo sabe!

–Y usted, ¿cómo sabe que ella sabe?

–Yo trabajaba en medicina alternativa. Curaba a la gente con agua (más de 10.000 pacientes) y quise saber más sobre su poder. Me fui a la Universidad de Berkley y allí conocí al doctor Lee H. Lorenzen, un bioquímico que estudia la resonancia magnética del agua. Yo quería encontrar un aparato que me permitiera medir el hado.

–¿Qué es eso?

–Toda sustancia está compuesta por combinaciones de átomos y éstos por electrones y un núcleo atómico. Los electrones ejecutan una órbita alrededor del núcleo a velocidad ultrarrápida emitiendo leves ondas de vibración única. A eso se llama hado, es la unidad mínima de energía invisible. El sonido y la electricidad también tiene hado.

–¿Encontró su máquina?

–Sí, el analizador de resonancia magnética permite medir esa energía sutil que yo he intentado fotografiar a través de los cristales que se forman al congelar el agua.

–¿Todos distintos?

–No hay dos cristales iguales. Durante nueve años hemos fotografiado el agua de los ríos de Japón, el agua corriente de muchas ciudades del mundo, el agua de algunos mares, glaciares y pantanos. Todas son distintas.

–¿Qué ha observado?

–Creo que el agua altera su estructura molecular de acuerdo con las hondas que recibe.

–¿Qué dice la ciencia?

–Yo no soy científico; ellos investigarán lo que ocurre. Mi investigación en estos momentos es sobre todo artística.

–¿Pero utiliza el método empírico?

–Sí, empírico y sistemático. Pero lo que yo ando buscando es la belleza. Porque detrás de la belleza siempre hay alguna verdad.

–¿Cuál fue su punto de partida?

–Cuando una molécula de agua se cristaliza, el agua pura se convierte en cristal puro. Lo que yo me preguntaba es: ¿se cristalizaría de forma igualmente bella el agua contaminada?… Pensaba que sí. Pero no.

–¿Cuál es su conclusión por el momento?

–Que todo tiene que ver con la vibración. La existencia es una energía y la energía es vibración. Hasta aquí todos los científicos estarán de acuerdo conmigo.

–La vibración es vida.

–Sí, aunque no se pueda ver con los ojos, la vibración es vida. Yo intento concretar la vibración a través de la forma que toma el agua. He aprendido que hay tres principios básicos de vibración: resonancia, pureza y que el tamaño no implica mayor o menor vibración.

–¿Cuál es el país donde el agua forma cristales más hermosos?

–Al estar tratada y desinfectada, el agua del grifo de cualquier país no forma cristales hermosos. Sin embargo, los que forma el agua de manantiales naturales, cuanto más alejados de la vida humana más hermosos.

–Según sus investigaciones, ¿el sonido afecta al agua?

–Mi teoría es que sí. La misma muestra de agua destilada expuesta a distintas músicas da como resultado cristalizaciones diferentes acordes con la música. Puede que el agua contenida en los alimentos y en las plantas escuche la música y las palabras.

–Una teoría muy valiente.

–Si lo piensa, no es tan extraño. La gente se siente alegre y animada cuando escucha una determinada música debido, probablemente, a que el agua contenida en sus cuerpos atraviesa un cambio (el agua es el medio que tiene la capacidad más alta de retención de datos). Entonces sería lógico pensar que las vibraciones de la música y de las palabras amables ejercen un efecto positivo en el agua.

–¿Cuál es la música preferida del agua?

–La música tradicional y la música clásica en general. La música que lleva siglos siendo escuchada. Con Beethoven y Mozart el agua forma cristales preciosos.

–¿El agua prefiere la “Pastoral” de Beethoven que el heavy metal?

–Yo escogí para mis experimentos una canción que decía muchas palabrotas y creo que los feos cristales que se formaron están relacionados con esa mala energía.

–¿Qué ocurre si insulto a un vaso de agua?

–Eso sería como preguntarme en qué medida afecta la conciencia humana al agua. Se realizó un experimento muy curioso en distintos hogares: se colocó arroz en dos potes idénticos y durante dos meses se pidió a la gente que a un pote le dijera “gracias” y al otro, “estúpido”.

–¿Y?

–El arroz al que le decían «gracias» había fermentado y adquirido un agradable y suave aroma. Al que se le «insultaba» se había oscurecido y echado a perder. En este caso no estuvo involucrado sólo el agua, sino también los microbios. Creo que los microbios son como nosotros: responden positivamente si se les alaba. Con el agua ocurre lo mismo.

–Pero usted ha llegado más lejos: escribe palabras al agua.

–Sí, y de nuevo los cristales que se forman son muy distintos ante la palabra «gracias»

–¿El agua sabe leer?

–No, pero puede sentir la vibración de las palabras. Los primeros pobladores del planeta inventaron el lenguaje imitando los sonidos de la naturaleza. Es decir, las vibraciones que transmiten tranquilidad, poder, miedo.

–De acuerdo. ¿Qué debo hacer para que el agua esté contenta?

–Ámela, no la ignore y agradézcale. Ese mensaje le volverá cuando la beba.

03/12/2003